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¿Debemos ser serios o risueños? (Podcast)

La sonrisa, decía un poeta, es como la sal en la vida. Sin la sonrisa la vida es insípida y triste. Pero sólo con una falsa sonrisa Odontine en los labios, la vida se torna un teatro inaguantable. Como alguien dijo una vez: “El ruido de las carcajadas pasa. La fuerza de los razonamientos queda”.

La sonrisa y la moda
La moda de los años 60’ y 70’ era representada por “figurines” siempre sonrientes y contentos de sí mismos

Más de una vez, Ud. debe haber oído afirmar que la propaganda y la moda tienen una importancia muy grande en la conformación psicológica de las personas.

Esta afirmación es obvia.  De tanto ver un cierto tipo de moda, la mayoría de las personas tienden, por instinto asociativo, a querer asumir la forma de vestirse, de ser o de actuar que la propaganda muestra como ideal.

En este programa queremos referirnos no tanto a la moda en sí misma, sino al lenguaje corporal de los que muestran la moda, es decir a lo que antiguamente se llamaba “los figurines” o “modelos”.

Quienes tiene un poco más de años recordarán que la moda de los años 60’ y 70’ era representada por “figurines” siempre sonrientes y contentos de sí mismos. Por su actitud, ellos querían indicar que, por la adquisición de esa prenda de vestir o la compra de esa cocina o aspiradora, el comprador conseguiría ser tan feliz cuanto el “figurín” o la “figurina” que vestía esa ropa o presentaba ese producto… sonriendo.

Era la época en que se decía “con cualquier look te verás increíble si lo acompañas de una sonrisa”; “unos dientes blancos y brillantes son el broche de oro para potenciar tu estilo”; “en sólo un lavado, el nuevo dentífrico White Now Gold te dará una sonrisa de alto impacto”.

Se diría que el modelo cultural que inspiraba esa propaganda eran los Estados Unidos de la post-guerra.

Con el pasar de los años, los “figurines” comenzaron paulatinamente a dejar de sonreír. Ya en la década de los 90’ ellos se presentaban generalmente con aspectos más bien patéticos, y como anodinos delante del eventual comprador. Más aún, la impresión que dejaba la figura del modelo en quien miraba con un poco de atención era que éste sufría de un profundo malestar, un malestar indefinido, pero profundo e irremediable.

Ese nuevo perfil psicológico de los modelos se fue introduciendo al mismo tiempo que la moda iba optando por colores cada vez más obscuros o incluso el negro como color preponderante de las prendas de vestir, los automóviles, las construcciones y, en general, en todo aquello que antes se destacaba por sus colores claros y optimistas. Y esta onda sombría nos acompaña más o menos hasta los días actuales, dando la impresión que todo el mundo fue influenciado por los cuestionamientos existenciales y el pesimismo de los europeos delante del fracaso de la sociedad del  bienestar.

La sonrisa y la moda
En la década de los 90’ ellos se presentaban generalmente con aspectos más bien patéticos, y como anodinos delante del eventual comprador

Así, casi imperceptiblemente la tendencia general fue variando de un optimismo sin razón a la americana a un pesimismo sin esperanza de corte europeo. Esta tendencia se desarrolló al mismo tiempo en que corrientes filosóficas predicaban el “no future”, es decir una especie de fatalismo anti progreso. De ahí el gusto por lo negro, por lo depresivo, por lo andrógeno, que dio origen a la subculturas del punk, y otras del género como los Canis, Emos, Frikis Góticos, Heavys, Otakus y un largo etcétera.

Como una sociedad que no tiene principios, porque abandonó la Fe, queda sujeta a bruscos cambios temperamentales de tipo pendular, sucede que ahora, según dicen los especialistas en desfiles de moda, las cosas parecen tender nuevamente a la sonrisa,  o más bien a sumar una cosa a la otra.

Así lo afirma una reciente noticia de un medio especializado en la materia. “Las cosas parecen estar cambiando en el mundo de la moda. Los famosos mensajes en los camarines de los desfiles, ‘Walk, Don’t smile’, (camine, no sonría)  tienen los días contados. Las nuevas campañas de las firmas  internacionales y nacionales empiezan a dejar de lado gestos serios y sombríos, para abrir hueco a sonrisas, risas e  incluso carcajadas. Giselle Bunchen, Kate Upton, Cara Delevingne e incluso Kate Moss son algunas de las elegidas en mostrar que la felicidad está de moda”.

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Ud. nos preguntará, estimado radioyente, a qué viene este tema aparentemente frívolo de la moda en un programa que trata normalmente cosas serias relacionadas con la familia.

El bufón y la seriedad

Es precisamente porque consideramos que la influencia que la moda ejerce sobre el carácter de las personas no es un asunto frívolo, sino de mucha importancia. Y que, por su importancia, es un tema sobre el cual conviene que conversemos un poco y estudiemos las variaciones de la moda y la forma en que ella está influyendo en nuestros hijos, y quizá en nosotros mismos.

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Si alguien hiciera una encuesta al consumidor y le preguntase cómo prefiere ver a los “modelos” si sonriendo o serios, creemos que la inmensa mayoría diría que sonriendo.

La razón por la cual muchos votarían a favor de la sonrisa, es porque una alta proporción de las personas considera que la sonrisa o la risa son manifestaciones de la felicidad, mientras que la seriedad es la manifestación de la preocupación y las preocupaciones son un obstáculo a la felicidad. Y, como todos prefieren ser felices a estar preocupados, lo mejor es vivir sonriendo.

La sonrisa y la moda
La felicidad es el resultado de la tranquilidad de conciencia. Y esta tranquilidad se alcanza en el cumplimiento del deber. (John Robert Dicksee, The_waitress)

¿Es esto verdad?

En realidad, lo que hace feliz es la paz interior y ella resulta de una actitud sincera y objetiva delante de la vida y de sí mismo. A cada situación corresponde una actitud diferente. Ni la cara preocupada ni la sonrisa deben ser poses para que los demás vean, pero que no corresponden al estado psicológico interno. Una persona puede posar para un “selfie” riendo y estar profundamente infeliz. Y viceversa.

Una persona con carácter no está continuamente posando para quienes lo rodean. Ella debe manifestarse exteriormente como es en su interior, sin hipocresía, ni apenas para agradar o desagradar a sus relaciones. De lo contrario, ella está haciendo un teatro permanente.

La felicidad no consiste en sonreír o en ser serio. Ella es el resultado de la tranquilidad de la conciencia. Y esta tranquilidad se alcanza con el cumplimiento del deber.

Pero como cumplir el deber es una cosa difícil y que exige esfuerzo, el común de las personas que están empeñadas en alcanzar este fin, no están preocupadas de mostrar una cara sonriente ni una cara patética, sino una cara normal, o sea, la mayor parte del tiempo una cara serena pero seria.

El Profesor Plinio Correa de Oliveira definía la seriedad como la virtud del alma “por la cual en todas las cosas la persona tiene apetencia por los aspectos más elevados y nobles de aquello que está diciendo o haciendo. Y de esta forma su espíritu sube constantemente a las esferas más elevadas de la vida. Esto es la seriedad”.

Entonces, me preguntará Ud. ¿al final debemos ser preponderantemente serios o risueños?

Le respondemos que debemos ser naturales, y como la naturaleza nos enseña que esta vida es un combate con muchos obstáculos, lo normal es que seamos serios.

¿Y la sonrisa?, ¿acaso es malo reír? nos objetará algún auditor.

De ningún modo. La sonrisa, decía un poeta, es como la sal en la vida. Sin la sonrisa la vida es insípida y triste. Pero sólo con una falsa sonrisa Odontine en los labios, la vida se torna un teatro inaguantable. Como alguien dijo una vez: “El ruido de las carcajadas pasa. La fuerza de los razonamientos queda”.

Las Sagradas Escrituras nos muestran a Nuestro Señor siempre afable y con buen ánimo, inclusive al llorar ante el cadáver de Lázaro o la futura ruina de Jerusalén. Pero nunca Lo muestran riendo a carcajadas, Él que es la fuente de toda alegría y que con su Muerte nos conquistó la felicidad eterna.

Placeres que conducen a la psicosis, distracciones que preparan para el trabajo

La distensión de los placeres castos y tranquilos del hogar, o de una vida razonable, temperante, tranquila, parecen a los viciados en las excitaciones de las grandes ciudades algo de un tedio insoportable.

Las grandes ciudades y la excitación

Todos los sociólogos deploran la exasperada concentración demográfica en los grandes centros modernos. Y señalan como una de las razones de este hecho la atracción que las diversiones de las ciudades, muy desarrolladas, ejercen sobre el alma simple del hombre del campo.

Las atracciones son hechas para excitar, arrastrar, hacer delirar a las personas

Iluminación pública espléndida, zona comercial muy concurrida de día, decorada de vitrinas resplandecientes por la noche, cines con anuncios atractivos, bares, boites, confiterías, restaurantes, bares con la radio violentamente sintonizada y centelleantes de luces. En fin, atracciones para todos los gustos, todos los bolsillos, todos los vicios.

Es el cuadro hoy ya trivial, de la megalópolis moderna, de que Río de Janeiro y Sao Paulo nos ofrecen ejemplo típico.

Ya no se comprende la distracción sin excitación

Las atracciones de este género son hechas para excitar, arrastrar, hacer delirar a las personas. Ellas crean una sed de placeres siempre más violentos, emociones siempre más fuertes, vibraciones siempre más intensas. Y es así que «descansa» un pobre hombre que trabajó pesadamente todo el día.

El cazador de imágenes

La distensión de los placeres castos y tranquilos del hogar, o de una vida razonable, temperante, tranquila, parecen a los viciados en las excitaciones de las megalópolis de un tedio insoportable.

Y, así, sólo la intemperancia, la excitación y el vicio divierten. ¿Es de admirar que en ese ambiente sean tantos los pecados, tan terribles las psicosis?

Nuestra fotografía presenta uno de los miles, mejor dicho de los millones, de aspectos que esa excitación presenta.

Al lado de un joven robusto que grita en un rictus que tiene algo de entusiasmo, algo de gemido, algo de imprecación, una joven sonríe encantada, entusiasmada, como que sintiendo deslizarse un deleite interior en todos sus nervios, y otro joven, sumamente atento, utiliza una revista como corneta. Son tres jóvenes que «descansan» divirtiéndose. ¿Con qué? ¿Un match? ¿Un torneo? No … ¡Oyen jazz !

Esta es una manifestación extrema de un hecho psicológico que en proporciones más discretas es común. Si así se vibra con el jazz, ¿Qué decir con las vibraciones provocadas por el cine, por la radio, por el deporte? ¿No es precisamente así, que las almas acaban por perder el gusto por el hogar y por el trabajo, o por caer en la psicosis?

La convivencia amena del pasado
Una escena de taberna

En la taberna de una popular aldea Alemana, terminada la faena diaria, cinco campesinos se divierten oyendo una lectura comentada, que uno de ellos les hace a la luz de un candelero. Hombres de mediana edad, fuertes, sanos, que encuentran un placer inteligente y lleno de espíritu, en esta cosa tan agradable y tan simple que es una lectura hecha con verve en una rueda de compañeros que saben analizar, comentar, sonreír. Placer sin gastos, tranquilo, tonificante, que distrae sin viciar, y prepara el hombre para nuevos esfuerzos, por medio de una sabia distensión.

Nótese que no se trata de intelectuales, sino de unos simples campesinos, los cuales todavía aprecian este placer supremo de los antiguos, hoy casi extinguido, esto es, una buena conversación.

Pero ese ambiente espiritual y recto tiene que resultar de condiciones generales de vida. Si esos hombres hubiesen pasado el día entero trabajando en un ambiente agitado, si hubiesen viajado horas en un tren de suburbio, si al lado de su calma y decente «brauerei» hubiese un cine «deslumbrante», y la radio de la taberna vecina estuviese llenando la manzana con las noticias perturbadoras de la política, o de las crisis económicas, describiendo el último crimen, o difundiendo un jazz «electrizante», ¿Podrían ellos conversar y descansar así?

¿No hay algo muy profundo para cambiar, en estas condiciones generales de la existencia moderna?

Debemos a un lector de “Catolicismo”, que quiso quedar en el anonimato, la ocasión de fotografiar este lienzo excelente del pintor Roeseler, que reflejó en sus cuadros aspectos típicos de la vida popular en Alemania.

Se podrá objetar que este artículo ya es antiguo. Lo publicamos porque nos parece que el tema continúa totalmente actual.

Plinio Corrêa de Oliveira, Ambientes, Costumbres, Civilizaciones.

La actitud de dos épocas frente a la muerte

Jean Fouquet, representa los funerales de Étienne Chevalier,

La lección que nos da la muerte es una lección de profundidad, una lección de fuerza de alma, una lección de coraje, una lección de grandeza, que es incomparable.

Las fotografías que reproducimos ilustran bien como se consideraban y como se consideran los funerales y el luto.

Uno, obra de Jean Fouquet, representa los funerales de Étienne Chevalier, en el siglo XV. La otra es una fotografía de un automóvil para transporte funerario, de los que actualmente se usan en São Paulo.

En la escena medieval, el transporte fúnebre era realizado a mano. Los personajes caminan con fisonomía compungida y paso cadenciado. El aspecto de conjunto del cortejo es grave y solemne, expresando adecuadamente la terrible majestad de la muerte.

Como era vista la muerte en los tiempos de fe y civilización cristiana

Costumbres sociales de este estilo, manifiestan bien que el hombre tomaba ante la muerte una actitud de cristiano: ni huía de ella despavorido, ni procuraba disfrazar bajo apariencias anodinas lo que ella tiene de terrible. Esto es porque el hijo de la Iglesia cree en la Redención y en la Resurrección.

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¡Los funerales modernos son bien diferentes! Cada vez más tienden a dar a la muerte el carácter de un accidente sin importancia, y a borrar de los aspectos de la existencia cotidiana todo cuanto recuerde lo que en aquella hay de terrible.

Los coches fúnebres actuales no se diferencian de furgones de entrega
¿Un coche fúnebre o un furgón de repartos?

Las condiciones técnicas de la vida de nuestros días favorecen, por singular coincidencia, esta tendencia. Y en general no se nota el esfuerzo de los artistas ni de los técnicos, para obviar en la medida de lo posible este grave inconveniente.

Así, por ejemplo, puede haber algo más parecido a un furgón de entrega de mercadería, que el auto funerario que aparece en la segunda fotografía? Quitándole sólo la cruz y la cortina y estaría hecha la transformación.

Ambientes, Costumbres, Civilizaciones. – Catolicismo Nº 11 – Noviembre de 1951

Grandeza y miseria en la muerte

Grandeza y miseria en la muerte: Mausoleo de Philippe Pot
Philippe Pot (1428-1493), Gran Senescal de Borgoña, Caballero del Toisón de Oro, nieto de un cruzado, diplomático y político de gran astucia

La lección que la muerte nos da, es una lección de profundidad, una lección de fuerza de alma, una lección de coraje, una lección de grandeza, que es incomparable.

Debemos encarar la muerte con serenidad, con grandeza, inclusive en lo que ella tiene de aflictivo, de tremendo.

Existe una miseria grandiosa en la muerte, donde uno podría decir lo siguiente: el ser inteligente, capaz de morir, capaz de pasar por tan gran catástrofe, tiene una tal capacidad de grandeza que, ciertamente, otra vida y otro destino le esperan. Y en eso, entonces, comprender bien toda nuestra grandeza. (…)

Todo eso a propósito del día de los Fieles Difuntos.

Es la lección que los muertos nos dan, y que la muerte nos da. Es una lección de profundidad, una lección de fuerza de alma, una lección de coraje, una lección de grandeza, que es incomparable. (…)

La angustia de nuestra sociedad ante la muerte

Recemos por las almas del purgatorio que estén más abandonadas y por las cuales nadie reza; almas que tal vez tengan todavía mil años que cumplir, en el fuego, etc., y que nadie reza por ellas.

Pero con una condición: que ellas nos obtengan la comprensión, el amor y el entusiasmo por todas las sombras con que la muerte enriquece la estética del Universo y los panoramas verdaderos de la vida humana.

Adaptación

El brillo de una gran alma

Plinio Corrêa de Oliveira

Se dice que “por un dedo, se puede reconocer a un gigante”. En ese sentido, publicamos, a continuación, algunas frases de Plinio Corrêa de Oliveira, escogidas al azar de la grabación de sus conferencias.

En Plinio Corrêa de Oliveira, su pensamiento reluciente de “sabiduría cristiana”, como lo definió una alta personalidad vaticana, y su perfección moral traslucían constantemente en todas sus palabras. En ellas vemos aflorar siempre dos cualidades aparentemente opuestas: grandeza y simplicidad.

Las frases que siguen sirven de luminoso ejemplo. Las publicamos tal cual fueron pronunciadas de improviso, sin revisión del autor.

Admiración

“El alma maravillable es un alma maravillosa, capaz de hacer maravillas”.

“La admiración es nuestra Estrella de Belén”.

“La sublimidad es el aspecto de las personas y de las cosas por donde ellas más se asemejan a Dios”.

“El Pulchrum [la Belleza] es el hijo santo nacido de las castas nupcias entre la Verdad y el Bien”.

“El sentido último y más alto de lo bello es una analogía con la virtud, y una expresión de un estado del espíritu humano”.

“Peor que la masacre de los inocentes es la masacre de las inocencias”.

Pensamientos y Frases célebres

Sufrimiento

“El infortunio es el pedestal de la grandeza”.

“El martirio es dar la vida muriendo: la obediencia es dar la vida viviendo”.

“Dios resiste poco al que da mucho, resiste mucho al que da poco. El no resiste al que da todo”.

Fra Angelico, pala di fiesole
Fra Angelico, pala di fiesole
Devoción mariana

“¡Nuestra Señora es la flor y la perla de la Creación!

Seriedad

“La seriedad es el clima interior según el cual se ama a Dios”.

“Seriedad digna, seriedad grave, seriedad gentil, seriedad respetuosa, seriedad afectuosa, es la verdadera escuela de vivir”.

“Quien quiera ser infeliz, evite la seriedad: la frivolidad, el vacío, la nada, la frustración, la derrota, se sentarán en su cabecera, y lo acompañarán como hadas maléficas el día entero”.

“El éxito de la vida no se mide por lo que se consiguió, sino por lo que se dio”.

“La pobreza, cuando es iluminada por la luz de Cristo y la sonrisa de María, es compuesta, digna, recogida, suave y discretamente alegre”.

“Et presente es un instante entre dos eternidades.

“La sustancia de la virtud es la continua orientación del espíritu para conocer la verdad y la continua orientación de la voluntad para conocer el bien; todo esto con el propósito de servir a la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana”.

Lógica

“La lógica es la esgrima de la inteligencia”.

“El hombre debe amar la lógica más que la luz de sus ojos, porque es la luz de su alma”.

Sobre varios asuntos

“La esperanza es una nostalgia del futuro”.

“La audacia es la señal precursora de la victoria”.

“La envidia coloca en el corazón del hombre la punta de una cuerda, cuya otro extremo está en el fondo de los infiernos”.

“La popularidad es la gloria de los demagogos. La gloria es la popularidad de los santos y de los héroes”.

“El divorcio es una forma de poligamia en cuotas”.